La idea de libertad nace
cuando existía una relación áspera entre gobernantes y gobernados. Libertad se
consideraba como el límite impuesto al poder que el gobernante ejercía sobre
los demás. Como forma de protección hacia una tiranía, se instauraron frenos
constitucionales y representantes. Estos representantes fueron impuestos para
ser los delegados del pueblo, y podían
ser derrocados en el momento en que dejaran de cumplir sus funciones.
A partir de esta idea, nace
el límite del poder que la sociedad puede ejercer sobre el individuo. Es decir,
todo individuo tiene libertad de acción; una persona tiene independencia sobre
sus actos, siempre y cuando no afecte a los demás. Por tanto, la sociedad puede intervenir en la libertad de
acción en aras de la protección; puede intervenir por defensa propia o defensa
de terceros.
El ser humano tiene otros
tipos de libertades. Por ejemplo, la libertad de elegir entre gustos e
inclinaciones, aunque sólo el actor de la acción debe hacerse cargo de las
consecuencias; la libertad de
conciencia, relacionada con la libertad de pensamiento, opinión y expresión; y
la libertad de asociación, con la condición de que no afecte a los demás. Si un
Estado no tiene todas estas libertades, quiere decir que no es un país libre.
En cuanto a la libertad de
elegir gustos e inclinaciones, el Estado no puede prohibir a alguien beber,
fumar o drogarse por distintas razones. Primero porque está es la decisión de
las personas y segundo porque en cuanto se prohíbe algo se desea más y aumenta
la demanda. Sí se puede castigar el uso del alcohol sólo cuando la persona lo
beba en horas de trabajo, pues estaría poniendo en peligro a otros. Otra acción
que puede hacer el Estado es la de poner impuestos a aquellos productos que no
sean indispensables para vivir y poner advertencias sobre lo que el alcohol o
el cigarro puede hacer a tu organismo.
En cuanto a la libertad de
conciencia, ésta debe estar presente en el individuo para que se atreva a
pensar y no de todo por sentado. Cuando no existe esta libertad o cuando los
gobernantes imponen, se produce una sociedad servilista. Una sociedad dispuesta a obedecer sin antes
reflexionar. Y cuando la sociedad no lucha por estas libertades, se vuelve una
sociedad atrasada. Porque este tipo de sociedad necesita a alguien que la
cuide, y se merece un gobierno despótico porque no puede tomar sus propias
decisiones ni pone en duda lo que se dice. En una madura, en cambio, existe una
suma de opiniones entre Gobierno y pueblo, donde se piensa qué necesita y qué
piensa el pueblo, y se parte de ahí para tomar una decisión.
Asimismo, si los individuos
no luchan por sus libertades, pierden su individualidad. Para obtener ésta,
forzosamente tenemos que ser libres, y debemos hacerla crecer por medio de la
originalidad; es decir, perdiendo el
miedo al rechazo, a la crítica o a lo que digan los demás.
Además, si el Estado no te
deja pensar, sólo esta creando una nación de simios porque no están permitiendo
crecer y desarrollar las habilidades racionales de sus ciudadanos y sólo están
creando personas que imitan, mas no personas inteligentes que razonan,
observan, disciernen y toman decisiones.
Por tanto, si el Estado crea hombres pequeños e incapaces de pensar, el
mismo Estado será pequeño. Crecerá únicamente cuando genere hombres grandes.
En cuanto a si el Estado
debe dirigir la educación, la respuesta es no. Sólo debe imponerla, mas nunca
dirigirla. Porque si dirige la educación, estaría programando a los ciudadanos
a pensar de la misma manera, cosa que no es beneficiosa ni correcta. Además,
cuando el Estado interviene demasiado en los asuntos, si éste incide demasiado,
se llega a una centralización. Y en una centralización sólo unos pocos van a
gobernar, y se llegará a una pedantocracia;
una situación en donde todos somos esclavos, donde ellos deciden qué se
estudia, cuánto se estudia, etcétera.
Debemos recalcar que el
Estado debe asegurarse de que sólo las mejores personas y las más capacitadas
se encarguen de la educación; además debe hacer que tales personas sólo se
dediquen a la enseñanza. Debe asegurarse también que la educación sea diversa porque
cada persona es diferente, ha vivido un espacio moral distinto, tiene diferentes
gustos, inclinaciones e intereses. Asimismo, debe hacer que las escuelas
enseñen a tener virtudes personales y sociales. La educación debe evitar que
los niños adquieran actitudes egoístas, vengativas, caprichosas, etcétera.
Por otro lado, un problema
que surge en la sociedad y en la República democrática es la tiranía de la
mayoría. Ésta se caracteriza por la subordinación de una parte de la sociedad.
Es decir, un grupo dominante o un grupo bastante participativo “aplastan” al
grupo que no lo es. Asimismo, la opinión pública ejerce un poderoso dominio
sobre las personas. Cuando las leyes no abordan algún tema, la sociedad actúa
castigando o repudiando el acto. Se ejerce este poder porque no se permite
entrar a la sociedad a un individuo que es
un mal ejemplo; además porque atentaría contra las buenas costumbres.
La sociedad logra imponer a las
personas las ideas, la religión, las costumbres y la moral. Con todo esto quita
al individuo su pensamiento y la sociedad se vuelve cada vez más intolerante a
lo diferente. Y aunque una persona piense o actúe diferente a lo “normal”, no
podemos acallar su opinión. Independientemente si tiene argumentos o no, no
podemos callarla porque tiene derecho a opinar por el simple hecho de ser una
persona.
Es tal el control de la
sociedad sobre el individuo que hemos cambiado nuestra forma de tomar
decisiones. Ya no nos preguntamos lo que es bueno para nosotros o lo que se
adapta a nuestro carácter, sino que preguntamos ¿qué es lo que le conviene a mi
posición? ¿Qué haría alguien de una posición más elevada a la mía?
Por otra parte, no podemos
callar a la persona por compartir una opinión contraria a la nuestra. En primer lugar, porque nadie
tiene la verdad absoluta; por tanto, no podemos suponer que nuestra opinión es
la única correcta. En segundo lugar, porque toda opinión tiene una parte de
verdad, una parte rescatable. Es por esto que las personas inteligentes
aprenden a emitir su opinión, y buscan la discusión y el intercambio de ideas
para complementar su propia opinión. Estas personas buscan llegar a la verdad
por medio de la negación, para así generar el pensamiento positivo. Además de
estas herramientas, también se usa la experiencia para tener ideas más claras.
El problema con la experiencia es que cada uno tiene su propia experiencia su porción de conocimiento, en el cual
influye la religión, la clase, la secta y los partidos.
Además, una persona
inteligente siempre pone en duda las cosas y las costumbres impuestas. Es
decir, las costumbres que nos han transmitido las anteriores generaciones no
necesariamente se adaptan a nuestras necesidades o a nuestra situación. Por lo
tanto, las personas deben analizar qué hacer: seguir con las costumbres o
adaptarlas a nuestra época.
Aunque no se puede hacer callar
a alguien, existen casos en los que se puede limitar la libertad de expresión.
Por ejemplo, cuando un sector del público se vuelve intolerante o actúa en
contra de la opinión de los demás, porque la obligación del Estado es proteger
nuestras vidas. Otro ejemplo es cuando una persona miente. Tenemos libertad de
expresión pero esta no fue hecha para mentir y perjudicar a otros. Y otro
ejemplo es cuando la persona no está utilizando correctamente su libertad de
expresión; es decir, opina sobre algo de una manera grosera, con sarcasmo o con
palabras altisonantes.
En conclusión:
1)
“Mi libertad se termina donde empieza la de
los demás” Santo Tomás de Aquino.
2)
México no es un país libre. Aun cuando
nuestra Constitución albergue nuestra libertad de expresión, ésta no existe en
la vida real. Como prueba tenemos a los periodistas asesinados. Las cifras
varían, pero ninguna es alentadora. Por ejemplo, según la organización civil
Campaña por un Emblema de Prensa, México es el tercer país más peligroso para
un periodista. Según el Centro de Protección a Periodistas, ocupamos el 8°
lugar mundial en impunidad en materia de crímenes a
periodistas.
3)
No tenemos
libertad de conciencia porque la estructura de la educación está diseñada para
memorizar y no para analizar. Por ejemplo, muchos de los maestros de Historia
enseñan la historia oficial y piden que memoricen fechas y personajes, mas no
tratan que el alumno analice las causas y las consecuencias y no alientan a
desafiar la historia oficial y a buscar nuevas verdades.
4)
El Estado no
quiere que los individuos piensen, y crea condiciones para que no lo hagan. Es
decir, aun cuando materias como lógica, filosofía o cualquier ciencia social
ayuden a una persona a analizar y comprender, la creciente influencia del
pensamiento “Si no vende o produce, no sirve” ha hecho que sean vistas como un
desperdicio o una pérdida de tiempo. Además, aun cuando el Gobierno se jacte de
proporcionar educación a los jóvenes, ésta educación esta diseñada para
producir mano de obra barata y no está a la par de los demás países (Somos el
último lugar en educación en la OCDE)
5)
Finlandia es un ejemplo de como ser selectivo
con los maestros ayuda a mejorar la educación. En este país, para ingresar a la
carrera de Pedagogía, se necesita más de 9 sobre 10 de sus promedios de bachillerato.
Al cursar la carrera, la mayoría se complementa
con otra licenciatura universitaria en una materia específica. Asimismo, se les
pide una maestría de otros dos años. Posteriormente
los postulantes a profesores tienen que pasar por las siguientes pruebas:
a.
Test
cultural en el que se evalúa la competencia lectora y matemática de los
aspirantes.
b.
Test
de habilidad que mide la capacidad del futuro maestro para procesar
información, pensar de manera crítica y sintetizar información.
c.
Entrevistas
personales para valorar la vocación por enseñar y aprender, las habilidades
comunicativas y hasta la inteligencia emocional.
d.
Simulacros
grupales con el objetivo de observar la capacidad de trabajo en grupo, las
habilidades interpersonales.
En el
último año, por ejemplo, de 1.600 solicitudes destinadas a cursar los estudios
para formar parte del profesorado, solo el 10% acreditó las pruebas
correspondientes
6)
Waiting
for Superman, documental que aborda la decadencia de la
educación en Estados Unidos, ejemplifica lo que hace la centralización del
Estado en la educación y la mafia de los sindicatos. Además, explican cómo un
maestro no puede recibir algún estimulo por hacer un buen trabajo, y por tanto,
cómo los limitan.
7)
Todo individuo tiene derecho de estar de
acuerdo o en desacuerdo con algo, y está en completa libertad de expresarlo sin
ser juzgado. Este punto me trajo a la mente el movimiento #Yosoy132, porque
aunque sean un movimiento que luche por la libertad de expresión, entre otras
cosas, no aplica sus propias exigencias. Es decir, la mayoría de ellos juzga a
la persona que votó por Peña Nieto o que se identifica con el PRI; los llaman
vendidos, ignorantes, corruptos, entre otras cosas. Opino que cualquier persona
está en su derecho de ejercer su voto y elegir al candidato y las propuestas con
que más se identifique. Por tanto, no considero justo ni congruente tachar a
alguien de ignorante sólo porque no se está de acuerdo o se entiende su forma
de pensar.
8)
Este libro no sólo nos hace reflexionar
acerca del comportamiento del gobierno, sino que también de uno mismo. Por
ejemplo, yo me di cuenta que necesito aprender a expresar mejor mis ideas, a
participar sin titubear, a dejar de pensar qué dirán las personas de mí y
atreverme a equivocarme y a dejar de darle la razón a las personas sólo porque
no quiero meterme en un problema o no quiero que se enojen.
John Stuart Mill, Sobre
la libertad, Gernika, México, 2006, 5ta edición, 182.
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